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Lost in Mongi

Both sides now

Both sides now

Rows and floes of angel hair
and ice cream castles in the air
And feather canyons everywhere
I've looked at clouds that way

But now they only block the sun
They rain and snow on everyone
So many things I would have done
But clouds got in my way

I've looked at clouds from both sides now
From up and down, and still, somehow
It's cloud illusions I recall
I really don't know clouds at all

Moons and junes and ferris wheels
The dizzy dancing way you feel
And every fairy tale comes real
I've looked at love that way

But now it's just another show
You leave 'em laughing when you go
And if you care, don't let them know
Don't give yourself away

I've looked at love from both sides now
From give and take, and still, somehow
It's love's illusions I recall
I really don't know love at all

Tears and fears and feeling proud
To say I love you right out loud
Dreams and schemes and circus crowds
I've looked at life that way

But now old friends are acting strange
They shake their heads, they say I've changed
Well something's lost, but something's gained
In living every day

I've looked at life from both sides now
From win and lose, and still, somehow
It's life illusions I recall
I really don't know life at all

I've looked at life from both sides now
From up and down, and still, somehow
It's life illusions I recall
I really don't know life
I really don't know life at all

What if I like pretty things?

Advertencia: este post está destinado a fans de Rufus Wainwright. Absténganse los que no lo sean, porque no lo van a entender -ni hace falta que lo hagan-.

Siguiendo la estela de Sonia y Silvia, sólo falto yo para contestar a la pregunta de moda: ¿cómo entró en mi vida Rufus Wainwright?

Como muchos, pertenezco a esa generación de fans de Rufus que tuvo tiempo para sufrir porque llegara a este país quasi-olvidado por la buena música. Como muchos, yo también caí en la B.S.O. de Moulin Rouge, pero al llegar la pista número 13, Complainte de la Butte, se me detuvo el mundo. Era esa voz, una voz que no parecía salir del cd sino de mis entrañas, como cuando en los conciertos sientes un waffle alojado entre el esófago y el estómago de lo alta que está la música. De francés, ni papa, pero parecía la canción más romántica que había oído en mi vida, como una serenata de balcón en una calle olvidada de París. No pude quedarme en rayar la canción, necesitaba esa voz. La quería toda para mí. Así que la busqué en otros lugares. Apunté letra a letra ese nombre entonces extraño -aunque el perro de porcelana que solíamos tener a la entrada de mi casa se llamaba Rufus- y me encontré con un cantante destinado a ser un icono. Fue Rufus mi primer salto al mundo del descubrimiento-musical-vía-Internet; sus hasta entonces dos discos fueron los primeros que inauguraron el apartado álbumes de mi Kazaa (aún no había descubierto el eMule).

El primero de esos discos, homónimo y publicado en 1998, se me antojó como el de un crooner de cabaret al viejo estilo americano, un disco que crece y muta desde el silencio musical de Barcelona (que, por razones lógicas, se ha convertido en todo un himno) hasta el optimismo casi infantil del niño que canta a la belleza de su madre en Beauty Mark. Amores imaginarios, inconscientes, hasta moribundos... Todos con esa voz que susurraba palabras que yo había escrito en alguna ocasión, que hablaba de la vida desde el prisma desde el que yo la miraba desde hacía mucho tiempo.

El segundo disco, Poses, me mostraba un Rufus irónico, punzante, divertido y amargo a la vez, con un sonido totalmente distinto, un viaje de ida y vuelta de Grecia a Nueva York con saltos temporales a épocas de príncipes y consortes. Fue entonces cuando sustituí el insoportable sonido de error de Windows por los primeros acordes de Cigarrettes and Chocolate Milk (muy recomendable para aquéllos cuyo ordenador tienda a bloquearse y quieran permanecer de buen humor). Por si fuera poco, Rufus comenzó a convertirse en un ávido colaborador en las bandas sonoras de varios films, algunos como Zoolander o Yo soy Sam, de la cual salió uno de los vídeos -y las versiones- más soberbios de mi lista particular.

Ya estaba dentro, ya me había metido de lleno en la galaxia Rufus. Entonces llegó la noticia: Rufus sacaba nuevo disco. Realmente no sólo un disco, sino un díptico de nombre Want (sólo con ese nombre ya sabía que estaba abocado a encantarme) que saldría al mercado en dos tandas con un año de diferencia. Wow. Muchos nervios, mucha expectación, pero ni remotamente podría haber imaginado lo que encontré. Veinte días después de mi primer -y único- cumpleaños en Italia, el 23 de septiembre de 2003, salió a la venta Want One. Lógicamente yo no tenía un fácil acceso al cd material -cosa que se solucionó un año después gracias a que mi querida Sonique pudo traerme sus cd's de Londres-, así que opté por lo de siempre, Internet, no sin antes deleitarme con la imagen del caballero andante al estilo Edward Burne Jones que adornaba la portada. Want One comenzaba susurrando las notas del Bolero de Ravel en Oh what a world transportándote, in crescendo, al comienzo más apoteósico jamás imaginado para un disco. Pero no fue ahí donde ocurrió la epifanía. Había oído ya dos canciones impresionantes cuando, con la tercera pista, comencé a escuchar los acordes más hermosos que he escuchado en mi vida. No eran acordes de guitarra, eran casi como campanillas, un xilófono o algo por el estilo. Es ridículo, pero juro que sentí flotar. Esa canción me estaba hablando, se estaba metiendo dentro de mí para quedarse. El sonido era tan irreal, tan diferente, que parecía que venía de otro mundo, de un mundo vicioso, porque así es como se llamaba -y se llama- la canción, Vicious World. Desde entonces, tengo en ella mi remedio para los ataques de nervios, los trabajos que hay que realizar a prisa y la ansiedad. Una cadencia de diazepam y tila capaz de despejar mi mente, un ctlr+alt+supr hecho de música.

Pero no sólo encontré en Want One el antídoto contra los nervios y bloqueos varios. Parezco parte de una teletienda cuando afirmo que, Go or go ahead, la sexta canción de ese disco, curó el imsomnio que arrastraba desde hacía años. Era -y es- mi nana de buenas noches, la canción que posee la letra más impresionante que Rufus ha escrito hasta ahora y cuyas líneas están grabadas a fuego por todos los rincones de mi cerebro. No importa que la escribiera mientras intentaba recuperarse, solo, de su adicción al cristal -la droga de diseño-, cosa por la que yo, lógica y afortunadamente, no he pasado. Suscribo cada uno de esos versos que ascienden desde el lamento al grito más desgarrador, en una demostración implacable del instrumento vocal que Rufus posee.

El resto del disco no era para menos; 14th Street, Natasha, Harvester of Hearts... Auténticas joyas en un solo cd, gracias en gran parte a ese gigante superdotado de las mezclas que responde al nombre de Marius DeVries. Ya no hacía falta buscar más. Durante mucho tiempo dejé de escuchar a otros, porque Rufus se bastaba y se sobraba solo en mi reproductor. Había encontrado a mi media naranja musical. Want One es y será siempre el disco, la banda sonora de mi vida, como manda el tópico. Es inimitable, inigualable, inalcanzable.

En noviembre de 2004 llegó Want Two, en cuyo libreto Rufus se transformaba en una Ophelia de Millais entre espigas y husos de bella durmiente. El disco en el que Rufus proclamaba la llegada del Gay Messiah -quedándose para sí mismo el puesto de Rufus the Baptist- o, en colaboración con Antony, nos contaba durante ocho minutos cómo una Old Whore's Diet es su remedio para el día a día. Ambos discos se complementan a la perfección: de la imaginación de cuento y los sonidos casi místicos del primero, plantamos los pies en el suelo para pasar al segundo, más apegado a un mundo real aunque magullado. Todo como excusa para tratar una premisa común: el deseo como motor de la vida en todos sus aspectos.

Un año después llegó el momento más ansiado de todos: el concierto. La expresión 'quedarse sin palabras' se inventó para ocasiones como ésta, porque realmente no las hay. Cualquier sensación vivida ese día se escapa de los límites del vocabulario. Y resultaría ridículo justificarse en una ocasión así, pero a veces las afinidades, la empatía, no se encuentra sólo en la gente que nos rodea, en nuestros amigos, en nuestros familiares. Se puede ir más allá habiendo compartido sólo una sala durante una hora y media y tres segundos ante una cámara de fotos.

Y así nos ponemos en el final del camino hasta ahora, en el hecho que ha traído la pregunta sobre la que versa todo este aburrido torrente de ideas. Rufus vuelve con su quinto disco hasta la fecha, de nombre Release the Stars -todo un homenaje al Hollywood clásico, como queda demostrado en la canción homónima-, que sale a la venta el 15 de mayo pero que ya podemos disfrutar enterito gracias a la red de redes. Uno de los fundamentos de la industria de la música es la evolución del cantante/grupo, la no-repetición, convertir la sorpresa en elemento de fidelización (eso que tan bien se le da a Madonna, por ejemplo). Sólo unos pocos consiguen variar de estilo musical logrando mantener a los fans de siempre o incluso captando a más. Pero Rufus va más allá: es capaz de seguir siendo fiel a su música, a sus influencias, a su sonido tan propio y característico, sin repetirse, metamorfoseándose como un artista de sonidos dispares que nunca chocan entre sí, sino que se integran en una música que supera la barrera de lo sensorial.

Con esto vengo a decir que, con Release the Stars, Rufus se ha subido al Altar de Pérgamo con el que ilustra su portada para reinventarse a sí mismo por enésima vez, sorprendiéndonos a todos con músicas que recuerdan a la etapa más hippie de The Beatles y unos arreglos de lo más setentero, sin olvidar el sonido recóndito de ese piano que suena mejor que nunca en Leaving for Paris o la ira vestida de luto del single, Going to a town.

Sólo ha pasado una semana desde que escuché el disco por primera vez, pero ya se ha alojado en primera fila, haciendo compañía a la tristeza y decorando con la mejor banda sonora el recuerdo de mis últimos días en Barcelona. Porque la música de Rufus no es sólo música. No entra sólo por los oídos. Se cuela por los poros, fluye. Se escurre por el rabillo del ojo, la hueles, la sientes en la boca, la saboreas, entra a través de tus pulmones, se hunde en la boca del estómago, se aposenta en la yema de tus dedos. Escuchas, ves, respiras, sientes a través de ella. Se hospeda en tus glóbulos rojos, en tus células, en cada una de tus neuronas, hasta ser una porción de la mejor parte de ti. Y deja de ser sólo música para convertirse en todo un acontecimiento.

De mentirijillas, mentiras piadosas y corrección política

¿Cuántas veces habremos oído la frase ‘para que te quieran los demás tienes que empezar queriéndote a ti misma’? Muchos, cuando la dicen, realmente intentan convencerte de algo. Realmente te miran con los ojos convencidos esperando que lo creas y que, al día siguiente, cuando los veas, no pares de contarles todas las virtudes que has descubierto mirándote al espejo al levantarte de la cama. Otros la sueltan por intentar animarte, así como quien da una palmadita en la espalda, sin darle mayor importancia que la que tiene una frase hecha y más que relamida. El tercer tipo de mentirosillo sería el modelo happy-happy, aquel que cree que no hay nadie feo en el mundo porque es un sitio maravilloso y sólo hay gente que no acaba de aceptarse tal como es, o lo que es lo mismo, estupendísimamente maravillosa (a este tercer tipo es al que algún día obsequiaré con una camiseta con el siguiente mensaje: Aviso para optimistas: el creador de la abeja Maya se suicidó). 

Realmente la belleza nunca ha pasado de moda y no descubriré América si afirmo que no es, en absoluto, un hecho objetivo. Todo está en el ojo del que mira, eso ya lo sabemos todos. Pero el problema es que alguien ha dado la llave –o más bien el mando- a los denominados happy-happy para hacerse con la televisión actual como recurso para mostrarnos que, si no somos bellos, es porque no queremos –ya sea serlo o vernos como tal-.  

Con la premisa de serlo llegó a la parrilla televisiva esa aberración que lleva por nombre Cambio radical y que pretende, mediante el artificio menos sutil, hacer creer a unas –y, por ahora, uno- pobres desgraciadas que el motivo de su infelicidad está nada más y nada menos que en su físico y que, con el simple toque de una varita mágica –o más bien, un bisturí- todo va a desaparecer detrás de una nueva nariz o una nueva delantera. No vamos a ser tan tontos como para negar que la cirugía estética quita complejos, por supuesto que sí. Pero… ¿es acaso la cirugía estética la panacea del siglo? Porque quizá no es sólo un buen aspecto –en muy pocos de los casos- lo que logramos gracias a ella. Viendo Cambio radical hasta el más duro de mollera se cree que, con unos litros menos de grasa y una dentadura nueva, seremos felices y comeremos perdices. Se acabarán los días de vernos como fracasados, no tendremos problemas con nuestra pareja, nuestra situación laboral será inmejorable y todos nuestros sueños se harán realidad, sobre todo si son tan simples como llevar a nuestro sobrino a Eurodisney.  

Con la premisa de vernos como tal –bellos-, hoy se ha estrenado en Cuatro el programa Desnudas, basado en el formato inglés How to look good naked, en el que el diseñador Juanjo Oliva pretende devolver la seguridad a mujeres reales (como les encanta decir) enseñándoles a sacarse partido sin cirugía ni dieta. Dicho así parece un rayito de esperanza… pero no nos engañemos, porque aquí la esquizofrenia es de traca.

a)     ¿Cómo dar cabida a un programa como Desnudas siendo la cadena que emite Supermodelo? Claro que podrían tomarse ambos programas como hechos aislados, pero creo recordar que concursantes de Supermodelo eran, en muchas ocasiones, consideradas gordas no sólo por ellas mismas sino por sus compañeras, el profesorado y cualquier bicho viviente que comentara el programa. Así que ése no es un buen punto de partida para emitir un programa como Desnudas que apuesta por esa belleza que quieren hacernos creer que consideran real por no decir del montón -o del fondo del montón-.

b)     Se supone que estamos ante mujeres bellas, de nuevo reales –pronúnciese con el tonito inclusive-, discriminadas por unos cánones de belleza ilusorios e injustos. Proclamamos a estas mujeres normales –en un uso atípico de esta palabra como algo ventajoso- pero, a la par, utilizamos de sintonía un –gran- tema que reza Big girls you are beautiful. Veamos… Pongámonos de acuerdo. ¿Son reales o son grandes? ¿Las consideramos bellas o sólo queremos hacer de ellas un discurso en pro de lo políticamente correcto?

c)     El uso de la denominación belleza real denota una falta de sinceridad, como poco, irrisoria. En el caso de hoy en Desnudas teníamos a Conchi, una mujer de 34 años, madre de dos hijos, separada y con pareja. Empezamos por decir a Conchi que no es tan fea ni gorda como ella cree, que realmente es estupenda y, por la calle, todo el mundo le da un 8 a su físico y sus curvas les parecen sexys y maravillosas a chavales acompañados de muchachas esqueléticas (¿¡!?). Convencemos a Conchi de que su físico no tiene ningún problema grave, pero acto seguido la enviamos a una especialista en corsetería que la forra de arriba abajo con un sujetador, una faja –llamada ballena o algo por el estilo… increíble- y unas medias que esconden todo aquello que Conchi debe tapar. Eso incluye la barriga, las cartucheras –señaladas cual golpe de timbal con un sopapo en las susodichas por parte de la corsetera- y las rodillas de Conchi. Y uno se pregunta… ¿pero no era Conchi estupenda? ¿Pero no le daban un 8 por la calle? ¿Entonces por qué tiene que taparse? Por supuesto que nunca vienen mal unos consejitos sobre las cosas que nos favorecen, pero si en cada programa van a repetir que hay que llevar faldas evasé para disimular las caderas… No apostamos por la belleza real, apostamos por la belleza escondida: para ir bellas y ceñidas ya están las modelos y todas aquellas –cada vez más- que se enfundan una 34 -denominada por estos lares mongianos como talla brazo, por la estrechez de las piernas, o talla cabeza, por la estrechez de cintura-. El resto: ¡a taparse se ha dicho! Que nadie note que, bajo la falda a kilómetros de la línea de nuestras caderas, nuestro trasero no es una prolongación de nuestra espalda, no vaya a ser que, a estas alturas, se vaya a descubrir que existen los culos y que entre los muslos de una mujer no hay espacio para aparcar bicicletas.


En este punto nos hemos desviado ya de la frase con la que abríamos esta perorata. ‘Para que te quieran los demás tienes que empezar queriéndote a ti misma’. Hoy he empezado a ver Desnudas y he de reconocer que no soy una fiel seguidora de Cambio radical, pero cada caso que he visto, cada persona a la que he visto acomplejada y retratada en ambos programas, tenía pareja. ¿¿¿Cómo ha sido eso posible??? ¡¡¡Se ha obrado un milagro!!! Gente con narices horrendas, dientes imposibles, muslos generosos… todos ellos con pareja, con gente que, a pesar de los defectos, les ha aceptado tal como son sin que ni siquiera ellos mismos lo hagan. Y digo yo… ¿los complejos no son cargas insoportables cuando nadie nos acepta por ellos -incluidos nosotros mismos, claro-? ¿Qué es lo que lleva a esta gente con familia, con parejas enamoradas hasta la médula, a sentirse desdichados por una superficie estúpida? Que me regalen sus grotescas narices, sus pechos caídos o más grasa para mis pantorrillas. Una sola persona, UNA, que pueda aceptarnos incluso con las cosas que más horribles nos parecen es el mejor antídoto para la autoestima baja o inexistente. Y si no, a ver quién es el listillo que se inventa una nueva frase políticamente correcta para los tiempos que corren.

Un nuevo muso para el Olimpo

Se llama Mika y no es finlandés. Nació en Beirut en 1983 (típico caso que te demuestra que con tu edad existe gente no abocada al fracaso) y viene a ser una fecundación in vitro con unos padres tan magníficos como Queen, Scissor Sisters, los mejores falsetes de The Darkness y un toque de la clase inimitable de mi Rufus Wainwright. Está dando que hablar con Grace Kelly, una de esas canciones nacidas con las propiedades curativas que posibilitan un cambio positivo del estado de ánimo. Vamos, que ni Redoxon ni Apiserum. Mika en comprimidos, una dosis cada tres minutos que dura la canción.


Me va a costar mucho despegarme ese estribillo... Why don't you like me? Why don't you walk out the door!

Damien Rice

A veces las voces abrazan. A veces te acunan; otras te hipnotizan. Incluso duelen. Algunas calientan el frío como lo hace el sol en invierno. Si las caricias tuvieran un sonido, serían una canción de Damien Rice.


Animals were gone
Woke up and for the first time the animals were gone
It's left this house empty now, not sure if I belong
Yesterday you asked me to write you a pleasant song
I'll do my best now, but you've been gone for so long

The window's open now and the winter settles in
We'll call it Christmas when the adverts begin
I love your depression and I love your double chin
I love 'most everything that you bring to this offering

Oh I know that I left you in places of despair
Oh I know that I love you, so please throw down your hair
At night I trip without you, and hope I don't wake up
'Cause waking up without you is like drinking from an empty cup
Woke up and for the first time the animals were gone
Our clocks are ticking now so before our time is gone
We could get a house and some boxes on the lawn
We could make babies and accidental songs
I know I've been a liar and I know I've been a fool
I hope we didn't break yet, but I'm glad we broke the rules
My cave is deep now, yet your light is shining through
I cover my eyes, still all I see is you
Oh I know that I left you in places of despair
Oh I know that I love you, so please throw down your hair
At night I trip without you, and hope that I don't wake up
'Cause waking up without you is like drinking from an empty cup

French Pie

French Pie

Últimamente se ha abierto un pequeño debate sobre si las películas deben ser juzgadas también por sus pretensiones o, más bien, por las pretensiones de sus autores. Con justicia, una película debe ser valorada como una obra en sí misma, como 120 minutos aproximados de imágenes y sonido ensamblados conformando un mensaje, una obra de arte o un divertimento, más allá de las circunstancias que la rodeen. Pero esto se antoja difícil cuando su autor no parece más que un miembro de esa plaga de niñatos/as que, enfundados en sus gafas de pasta, ropa de rayas y/o lunares y pantalones andrajosos -pero Levis-, se erigen como cálices de talento y originalidad cuando lo único que poseen es el ego y los medios suficientes para hacer cine.

Aunque no lleve gafas de pasta y en vez de Levis vista de Marc Jacobs, éste es el caso que nos ocupa y responde al nombre y apellido de Sofía Coppola. Sí, Sofi es hija de su archi-conocido papá -Francis Ford Coppola, para servirles-; Sofi ha visto mucho cine; Sofi tiene buen gusto y un envidiable catálogo de fuentes en su cabeza a la hora de trasladar una historia a la gran pantalla; y sí, lo sabemos, a Sofi le gustan, entre otros,  Antonioni y Godard, por si no había quedado claro ya que Sofi es una intelectual. Hasta ahora nos habíamos tragado esa imagen, proclamándola nuevo estandarte del supuesto cine indie, pero con su última película, de nombre María Antonieta, Sofía Coppola ha enseñado la patita bajo la falda de marca. Porque no nos engañemos... Si Sofi no se llamara como se llama y llevara por nombre, por ejemplo, el de Amy Heckerling, María Antonieta sería catalogada como una adaptación de Fuera de onda (Clueless, 1995) en el siglo XVIII: una película para adolescentes americanos transportada desde el insti a la corte francesa, que tiene más glamour que las high schools californianas. Y mejor aún, precediendo a una revolución, lo cual implica que sabemos de historia y somos super listos.

Bromas aparte, es del todo lícito que, para Sofía Coppola, sea más interesante retratar el suplicio que suponía escoger un par de zapatos para la reina antes que mostrarnos su muerte a manos del pueblo francés en la guillotina. Ahí radica la cuestión: la directora ha optado por mostrar la cotidianidad, la dificultad del día a día para una adolescente en la corte, para una extranjera en la corte, para una reina sin descendencia en la corte. Y pretende guiarnos por sus aposentos olvidando que el espectador, por pura inercia, busca metas que respondan a sus expectativas. Es tanta la confianza que Coppola deposita en su buen hacer como narradora de imágenes que consigue olvidarse de que pretende contar algo, y la historia acaba diluyéndose en un esteticismo puramente hedonista. Hasta más allá de la primera hora de película todo gira en torno a la no-consumación del matrimonio de María Antonieta y, cuando esto sucede, nos quedamos cojos, sin saber qué esperar -aparte de la consabida pena de muerte para la monarca-. A partir de ahí todo es superficialidad: moda de la mano de un peluquero gay -¿¿??-, estancias bucólicas en una casita de campo -cuya realización parece calcada del anuncio del perfume Pleasures de Estée Lauder-, y juerga a ritmo de New Order o Bow Wow Wow -como si la Coppola hubiera descubierto América cuando muchos recordamos cómo la simpática pero criticada Destino de Caballero (Brian Helgeland, 2001) trasladaba canciones de Queen o Thin Lizzy a la Europa medieval del siglo XIV-, para acabar con el desmoronamiento de la corte francesa y la huida de Versalles, omitiendo todo lo acontecido después. Como la propia Sofía Coppola, inteligentemente, afirma, "eso pertenecería a otra película".

La apuesta está clara: la cineasta pretende dar su visión de la vida de Madame Déficit, aunque para ello tenga que pasar por alto datos históricos -como el hecho de que María Antonieta tuviese cuatro hijos y no dos- o alejarse de la epopeya histórica que podría esperarse de una película de época. Ése es el acierto de Sofía Coppola: la facilidad con la que desprende a María Antonieta de su lugar en la historia y la despoja de la rigidez y el maniqueísmo del mito, convirtiéndola en una niñata adolescente que debe reinar un país. Y a pesar de lo caprichoso de la reina y de su fama de despilfarradora frente a un pueblo hundido en la miseria, es tanto el cariño con el que la retrata Coppola que queda exenta de maldad hasta en los momentos en los que se refiere despectivamente al pueblo -siendo un poco maliciosos, podemos pararnos a pensar por qué empatizará tanto con la monarca...-. Como marioneta en manos de la cineasta, la María Antonieta de Sofía Coppola se mueve cómodamente por unos conceptos visuales que, a pesar de lo barroco y recargado de la dirección artística -lógicamente, debido a la época retratada- y de su inspiración en el imaginario y colorística de pintores como Antoine Watteau o Elisabeth Louise Vigée Le Brun, remiten a una manera de filmar contemporánea, muy influenciada por la realización publicitaria y alejada del clasicismo con el que, años atrás, se habría abordado esta adaptación. Sin dejar de lado el guiño recurrente a sus fuentes cinematográficas -como las repetidas miradas a cámara de la reina intrepratada por Kirsten Dunst-. Y lo que es más importante aún: una visión fácilmente identificable con quien firma la película, lo que suma puntos a Sofía Coppola en su status de autora, aunque la calidad de sus obras vaya disminuyendo desde su primera y brillante película, Las vírgenes suicidas.

Aciertos y desaciertos aparte, María Antonieta ha venido a convertirse en una de esas películas de extremos que se aman o detestan con la misma pasión o violencia. Las conclusiones que se puedan sacar de un film como éste serán pues, de todas las formas y colores, tanto si son sobre la reina o sobre la directora, porque Sofi nunca pasa desapercibida. Pero si hay algo que queda claro es que, si María Antonieta fuese reina a día de hoy... sería con toda probabilidad directora de cine.

Chaachi & Chaachi

Le ha costado unos añitos pero mi hijo compartido (con mi super-amiga y socia Sonique) ha empezado a dar sus primeros pasitos. Esperemos que nuestras expectativas se vean colmadas, al menos en un nivel proporcional a toda la ilusión que hemos puesto en este proyecto. Invitados quedáis los que visitáis este blog y taaaaaanto y pesadamente me pedís que lo actualice Guiño. Bienvenidos a Chaachi & Chaachi.

Chaachi

Vicious world

Vicious world

Thought that maybe we'd fall in love over the phone
Thought that maybe I'd really love being alone
Everybody but heaven knows how I was wrong
Oh Lord, what have I done to myself?
What have I done to myself?

In this vicious world
Such a vicious world
There isn't anything you can do
In this vicious world

Soaking on the ice, makin' eyes all by myself
Didn't realize you were so top of the shelf
Just you want and see when you turn, turn 23
Oh Lord, what have I done to myself?
What have I done to myself?

In this vicious world
Such a vicious world
There isn't anything you can do
In this vicious world
Such a vicious world
There isn't anything you can do
In this vicious world

Mediocre bad guys

Mediocre bad guys

Well don't give me no comic book sad looks no more
Please don't use those same excuses you've used before
Mmm hmmm Mmm hmmm
You told yourself so many times it's okay
So be good to try
But you just don't know how to come back down
And now you beat me up, you break me down
Hoping I don't came around
Kick me when I'm on the ground
Beat me up, break me down
Hoping I don't come around
Kick me when I'm on the ground

Well, how about those people
I know that you know the ones I mean
Not so good, not so bad
Only know what they have
And they have only what they've seen
Them mediocre bad guys can really bring you down
They can't be defeated, and you know
They're never going to come around

They just beat me up and break me down
Hoping I don't come around
Kick me when I'm on the ground
Beat me up, and break me down
Hoping I don't come around
Kick me when I'm on the ground
They just beat me up and break me down
Hoping I don't come around
Kick me when I'm on the ground
Beat me up, and break me down
Hoping I don't come around
Kick me when I'm on the ground
Beat me up and break me down
Hoping I don't come around
Kick me when I'm on the ground
Beat me up, break me down
Hoping I don't come around
Kick me when I'm on the ground

Autofelicitación

A mí, por mis 1500 pelis en Film Affinity...

 

Con las 2000 toca celebración por todo lo alto Burla.

Homenaje: los mejores videos de los 80



El más grande. Impagable. Esos movimientos sinuosos, ese baile con las sábanas, esa lluvia que empapa literalmente la camiseta. Ni en los mejores días de El Informal a nadie se le hubiera ocurrido un vídeo como éste. 

Esa pasión y entrega a lo Julio Iglesias de Billy Ocean y ver a Danny DeVito y a una de las parejas con más química de los ochenta, Kathleen Turner y Michael Douglas, haciendo el pavo de coristas.

El shock de ponerle cara -y sobre todo peinado- a Limahl es insuperable. Más aún esa emoción con la que canta, esa manera de mover los labios...

¿Un antecedente de Lost? Podría ser... Apoteósico final con los músicos.

Pero qué heavies y rockeras ellas... Esa gente haciendo el egipcio por la calle...

Aunque lo parezca, no es un parodia de David Civera... ¿Pero alguien se tomaba en serio esto?

Por fin no hace falta reírnos de ellos. El video de You can call me Al tiene su encanto.

CONTINUARÁ...

Infelicidad pop

Infelicidad pop

Hay quien se preocupa, y mucho, de que los niños pequeños jueguen con armas de fuego, de que los adolescentes vean vídeos en los que la violencia es moneda corriente; nos da miedo que esa especie de cultura de la violencia termine por tragárselos como si tal cosa. A nadie le preocupa en cambio que los niños escuchen miles, literalmente miles de canciones que tratan siempre de corazones destrozados, de rechazos y abandonos, de dolor, tristeza, pérdida. Las personas más desgraciadas que yo he conocido, románticamente hablando, son las que tienen un desarrollado gusto por la música pop. Y no sé si la música pop es la causante de esta infelicidad, pero sí tengo muy claro que han escuchado esas canciones infelices desde hace más tiempo del que llevan viviendo una vida más o menos infeliz. Así de claro.

Maquillando la belleza

Rufus Wainwright

Marcial Freymann - L'artista a la boira

Ser

Ser

Con la frente como una bandera perdida
Te arrastro cuando estoy solo
Por calles heladas
Por cuartos negros
Proclamando infortunios
No quiero abandonar
Tus manos claras y complicadas
Nacidas en el encerrado espejo de las mías
Todo lo demás es perfecto
Todo lo demás es todavía más inútil
Que la vida
Esclava la tierra bajo tu sombra
   Un estanque junto a los senos
donde hundirse como una piedra

This love affair

This love affair

I don’t know what I’m doing
I don’t know what I’m saying
I don’t know why I’m watching
all these white people dancing

I don’t know where I’m going
But I do know that I’m walking, where?
I don’t know, just away from this love affair

I can’t say that I’m cruisin’,
Not that I don’t like cruisin’,
Just that I’m bruisin’ from you

I can’t say that I’m waltzin’
Not that I don’t like waltzin’
Would rather be waltzin’ with you

So I guess that I’m going
I guess that I am walking. Where?
I don’t know, just away from this love affair

Monólogo con la justicia

Monólogo con la justicia

- Hola, querida dama. Hermosa noche, ¿no le parece? Perdone mi intrusión. Tal vez le apetecía dar un paseo. Tal vez sólo disfrutaba del paisaje. No importa. Creo que usted y yo deberíamos tener una pequeña charla. Aah... Olvidaba que no hemos sido debidamente presentados. Yo no tengo nombre. Me puede llamar V. Señora justicia... Le presento a V. V... le presento a la señora justicia. Encantado, señora justicia.

- "Buenas noches, V".

- Bien. Ahora ya nos conocemos. De hecho, he sido fan suyo durante mucho tiempo. Oh, ya sé lo que piensa...

- "Pobre chico. Se ha enamorado de mí... Como un adolescente".

- Disculpe, señora. No es nada de eso. La he admirado durante mucho tiempo... Aunque sólo a distancia. La observaba desde las calles de allí abajo cuando era un niño. Yo le decía a mi padre: "¿Quién es esa señora?". Y él contestaba: "Es la señora justicia". Y entonces yo decía: "¡Qué bonita es!". Por favor, no piense que era sólo algo físico. Sé que no es esa clase de chica. No, yo la quería como persona, como un ideal. De eso hace ya mucho tiempo. Me temo que ahora hay otra...

- "¿Qué? ¡V¡ ¡Qué vergüenza! ¡Me has traicionado por una pícara vanidosa y llorona de labios pintados y sonrisa viciosa!".

- ¿Yo, señora? ¡Permíteme que discrepe! ¡Fue su infidelidad la que me lanzó a sus brazos! ¡Ja-ja! ¿Eso la ha sorprendido, no? Pensaba que no conocía su pequeño escarceo, pero no. ¡Lo sé todo! La verdad, no me sorprendió en absoluto saber que le gustaban los hombres de uniforme.

- "¿Uniforme? ¿Por qué? No sé de qué estás hablando. V, tú siempre has sido el único para mí...".

- ¡Mentirosa! ¡Zorra! ¡Puta! ¡Niega ahora que te liaste con él, con el del brazalete y las botas militares! ¿Y bien? ¿No dices nada? Ya me lo parecía. Muy bien. Al fin te has desenmascarado. Ya no eres mi justicia. Ahora eres su justicia. Te has acostado con otro. Bien, es un juego para dos.

- "¡Me ahogo! ¿Qu-quién es ella, V? ¿Cómo se llama?".

- Se llama anarquía. ¡Y me ha enseñado que es mejor amante de lo que tú jamás fuiste! Me ha enseñado que la justicia carece de sentido sin libertad. Es honesta. No rompe promesas como tú, Jezabel. Solía preguntarme por qué nunca me mirabas a los ojos. Ahora ya lo sé. Así que adiós, querida dama. Incluso ahora me entristecería nuestra separación, si no fuera porque ya no eres la mujer que una vez amé. (BOOM) Las llamas de la libertad. Qué hermoso. Aah, mi preciada anarquía. "Oh belleza, no te había conocido hasta ahora".

Extracto de V de Vendetta, de Alan Moore y David Lloyd
(mira Miguel, pongo nombres...Burla)

Amo a Laura

Hagamos juntos este crucigrama
Aplacemos lo otro para mañana
Cantar contigo me llena de alegría
Dejemos todo lo demás para otro día

Quisiera besarte pero sin ensuciarte
Quisiera abrazarte sin dejar de respetarte
Amar es saber esperar
Es saber esperar
Es saber esperar

Amo a Laura
(Amo a Lauraaa)
Pero esperaré hasta el matrimonio
Amo a Laura
(Amo a Lauraaa)
Pero esperaré hasta el matrimonio
No voy a arrancar esa flor
Quien la destruya no seré yo
 
Joven, recuerda que el amor nace del respeto
Que no hay nada más hermoso en una pareja
Que saber esperar juntos ese momento maravilloso
Que es la consumación de un amor
Tu paciencia tendrá recompensa

Amo a Laura
(Amo a Lauraaa)
Pero esperaré hasta el matrimonio
Amo a Laura
(Amo a Lauraaa)
Pero esperaré hasta el matrimonio
No voy a arrancar esa flor
Quien la destruya no seré yo

El Opus Dei ya tiene nuevo himno para adoctrinar a sus juventudes...

El miedo

El miedo

Qué curioso es el miedo. Por ejemplo, no quisiera resultar escatológico, pero alguien se ha preguntado: ¿por qué nos cagamos de miedo y, por el contrario, nos meamos de risa? ¿Pueden intercambiarse los valores? O ¿puedes tener mucho miedo y reírte, cagarte y mearte del susto, todo a la vez? También pasa que, cuando tienes miedo, te quedas blanco. ¿No sería más práctico ponerte fucsia con topos verdes? Para desconcertar al enemigo, digo yo. Rollo Ágatha Ruiz de la Prada.

Cuando te dan miedo cosas pequeñas no es miedo, es fobia. Si te dan miedo las arañas, se llama aracnofobia (que también es una peli, muy mala, pero una peli). Si te da miedo María Isabel, eso es... eso es normal. Lo que no entiendo es por qué una araña nos da miedo y, en cambio, un centollo no. ¿Han visto un centollo de cerca? No es que lo creara un becario, es que lo hicieron cuando ya se iban y de cualquier manera. ¿Por qué no existe la mariscofobia? Bueno, la mariscofobia te entra cuando tienes que pagar la cuenta. En cualquier caso, es muy raro que nos den miedo algunos seres inferiores. ¿Por qué? ¿Qué te puede hacer una cucaracha de dos centímetros? ¿Te va a insultar? ¿Te va a hacer cortes de manga con las patitas?

Los humanos somos tan tontos que si no tenemos miedo nos lo inventamos. Los monstruos, sin ir más lejos. Los monstruos suelen ser criaturas imaginarias mezcla de un hombre con otra cosa: el hombre lobo, mezcla de un hombre y un lobo; el vampiro, mezcla de un hombre y un murciélago, y la momia, mezcla de un hombre y el perrito de Scottex. Eso sí, para que el monstruo imaginario dé miedo es importante elegir bien la mezcla. Por ejemplo, el hombre plancha sí es imaginario, pero no acojona. Te pones a luchar con él y te hace la raya del pantalón.

Otra cosa que nos da mucho canguelo es la gente que se muere y vuelve. Hay dos clases. Por un lado, están los que vuelven sin el cuerpo, que se llaman fantasmas porque vuelven un poco sobraos: ’Mira tío, paso por las paredes sin cuerpo ni movidas, paso de puertas, paso de todo...’. Y luego están los que vuelven con el cuerpo puesto, que son los zombis. Son los que no tienen presupuesto y van con lo puesto. Bueno, más que puesto, descompuesto. Con la ropa hecha unos zorros, vamos. Y, además, vuelven como atontaos, como cuando llegas a casa de marcha, a las seis de la mañana, con ese hambre de origen conocido y te vas directo a la nevera: ’¡Tortilla de patata!’. Aunque a mí me caen bien los zombis. Yo creo que si tuviera mascota, tendría un zombi. Le pides la patita y te la da. Pero de verdad.

Lamentablemente, en esto del miedo, la realidad siempre supera a la ficción. Si el hombre lobo se presentara a unas elecciones, yo le votaría. Por lo menos, sabes que te va a quitar el sueño sólo cuando hay luna llena.

Buenafuente, 3 de noviembre de 2005

Go or go ahead

Go or go ahead

Thank you for this bitter knowledge
Guardian angels who left me stranded
It was worth it, feeling abandoned
Makes one hardened but what has happened to love

You got me writing lyrics on postcards
Then in the evening looking at the stars
But the brightest of the planets is Mars
Then what has happened to love

So I will opt for the big white limo
Vanity fairgrounds and rebel angels
You can’t be trusted with feathers so hollow
Your heaven’s inventions, steel eyed vampires of love
You see over me, I’ll never know
What you’ve shown to other eyes

Go or go ahead and surprise me
Say you’ve lead the way to a mirage
Go or go ahead and just try me

Nowhere’s now here smelling of junipers
Fell of the hay bales, I’m over the rainbows
But oh Medusa, kiss me and crucify
This unholy notion of the mythic power of love

Look in her eyes, look in her eyes
Forget about the ones that are crying

Go or go ahead and surprise me